El fósforo es un elemento esencial para la vida. Es un componente irreemplazable de la agricultura moderna, ya que no existe sustitutivo para su empleo en piensos y abonos. La situación actual, caracterizada por la producción de residuos y pérdidas en todas las etapas del ciclo de vida del fósforo, contribuye a la preocupación por los suministros futuros y por la contaminación del agua y el suelo, tanto en la UE como en el resto del mundo. Con una producción y un uso eficientes, así como con el reciclaje y la minimización de los residuos, podrían conseguirse avances importantes en el uso sostenible del fósforo, marcando el rumbo del mundo hacia un uso eficiente de los recursos y garantizando la disponibilidad de reservas para las generaciones venideras.
Los recursos de fósforo son relativamente abundantes en todo el mundo y sus reservas son importantes. No obstante, hay una serie de factores que, en conjunto, obligan a la UE a vigilar la seguridad de su suministro. En primer lugar, las reservas de roca fosfática en la UE son pequeñas. En segundo lugar, la reciente volatilidad de los precios —en 2008, los precios de la roca fosfórica aumentaron en un 700 % en poco más de un año— ha contribuido a aumentar el precio de los abonos. En tercer lugar, existe poco margen para modificar los usos menos importantes del fósforo, puesto que el uso esencial de piensos y abonos consume ya en torno al 90 % de los recursos totales extraídos. La mejora del uso del fósforo reciclado en la UE y en el resto del mundo ayudaría a salvaguardar el suministro de esta materia prima fundamental y a promover una distribución más equitativa de la misma tanto a escala regional como mundial. Desde el punto de vista económico, la diversificación del suministro de fosfatos a las empresas de la UE que dependen de él mejoraría su resiliencia ante la inestabilidad de los precios en el futuro y ante otras tendencias que pueden agravar su dependencia de las importaciones.
Por otra parte, serían considerables los beneficios para el medio ambiente y el uso de recursos que podrían derivarse de una mayor eficiencia y de una reducción de las pérdidas. El uso actual del fósforo es ineficiente en muchas etapas de su ciclo de vida y ese es el origen de algunos problemas de contaminación del agua y despilfarro de muchos otros recursos asociados. Contaminantes como el cadmio y el uranio en las materias primas pueden causar además problemas sanitarios y medioambientales. Independientemente del volumen total de fosfato mineral disponible y de los aspectos relacionados con la seguridad de su suministro, esos beneficios justificarían por sí solos la adopción de medidas para aumentar la eficiencia en la utilización y el reciclaje del fósforo. Las iniciativas emprendidas en este sentido llevarían también aparejadas otra serie de ventajas; por ejemplo, una mejor gestión del suelo comportaría beneficios para el clima y la biodiversidad.
El suministro de fósforo
La producción actual de roca fosfática se concentra en un número limitado de países. Ninguno de ellos está en la UE, con la excepción de Finlandia, que tiene una pequeña producción. Para los abonos fosfatados, la UE depende actualmente en gran medida de la importación de roca fosfatada extraída fuera de su territorio (más del 90 % de los abonos fosfatados utilizados en la UE se importan, principalmente, de Marruecos, Rusia y Túnez). Y mientras tanto, nuestros residuos contienen grandes cantidades de fósforo que —si se recicla en consonancia con un modelo de economía circular— podría cubrir alrededor del 20-30 % de la demanda de abonos fosfatados de la UE.
La escalada de precios en 2008
A partir de 2007-2008, el precio de la roca fosfática empezó a aumentar hasta superar el 700 % en un período de 14 meses. En 2008, China impuso unos aranceles del 110-120 % a las exportaciones de roca fosfática, que luego redujo gradualmente hasta el nivel actual del 35 %. La capacidad mundial de manejo del ácido fosfórico se disparó hasta casi alcanzar su máximo posible. Esa subida del precio atrajo un interés considerable de la prensa y de otras partes interesadas.
IMPACTOS MEDIOAMBIENTALES DURANTE TODO EL CICLO DEL FÓSFORO
El uso sostenible del fósforo va más allá de las cuestiones referidas estrictamente a este elemento. Con los residuos de fósforo se pierden la energía, el agua y otros recursos que han contribuido a su ciclo de producción. Además, el fósforo que termina en las masas de agua causa sus propios problemas medioambientales, sobre todo en forma de eutrofización. El exceso de fósforo, principalmente procedente de la agricultura y la horticultura intensivas, es una importante causa de eutrofización de lagos y ríos. La erosión del suelo puede movilizar cantidades importantes de fósforo del suelo a las aguas superficiales.
Contaminación del suelo
El contaminante presente en los abonos fosfatados (salvo que se utilicen tecnologías para eliminarlo) que más preocupa en la actualidad es el cadmio, aunque otros metales pesados pueden tener que ser controlados también. Una vez presente en el suelo, el cadmio no puede eliminarse fácilmente, pero es capaz de migrar y acumularse en las plantas. Algunas plantas (como el girasol, la colza y el tabaco) tienden a acumular mayores cantidades de cadmio.
La contaminación del suelo y de la aguas subterráneas por uranio –principalmente debido a su presencia normal en la naturaleza, pero posiblemente agravada por la presencia de uranio en los abonos fosfatados — se ha descrito en regiones de suelos arenosos en Alemania, con consecuencias para el tratamiento del agua potable en algunos casos. Esta contaminación puede exigir precauciones y costes adicionales en zonas de agua potable y producción agrícola. (Rock phosphates and P fertilizers as sources of U contamination in agricultural soils, Kratz and Schnug, 2006)
Uso más eficiente y conservación en la agricultura
La producción eficiente de cultivos significa tener fósforo suficiente en el suelo a disposición de las plantas (nivel crítico) para atender sus necesidades durante todo el proceso de desarrollo, pero no más.
Mejor uso del estiércol
En los últimos diez años, la transposición de la Directiva sobre nitratos ha impulsado una gran mejora en la gestión del estiércol. Ha surgido un interés renovado por la transformación del estiércol para convertir la parte sólida rica en fósforo del estiércol transformado en un producto comercializable fuera de su zona de producción, donde los campos suelen estar saturados de nutrientes. Aunque el estiércol semilíquido empieza teniendo un contenido de agua cercano al 95 %, su transformación puede reducir el volumen de la fracción sólida a cerca del 30 % del estiércol semilíquido original, pero siguen existiendo algunos obstáculos para la exportación del estiércol transformado, como el coste (transporte, energía). La aceptabilidad por las explotaciones receptoras es también un problema.
Beneficios que pueden derivarse de la prevención y la recuperación de residuos alimentarios
Si se redujeran los residuos alimentarios generados en las fases de producción y consumo, se reduciría también la necesidad de introducir fósforo nuevo en el sistema procedente de recursos minerales. La situación del despilfarro de alimentos ha sido estudiada en profundidad. Cada persona en la UE genera una media de 180 kg de residuos alimentarios al año. Además de prevenir el despilfarro de alimentos, podríamos hacer también un mejor uso de los residuos generados de este tipo. En la actualidad, se incineran grandes cantidades de residuos alimentarios y biodegradables en general y a menudo el fósforo que queda en las cenizas no se reutiliza. El uso de residuos biodegradables en forma de compost, digestato o cenizas procedentes de residuos vegetales o alimentarios permitiría reciclar cantidades importantes de fósforo junto con otros nutrientes.
Además, existe una serie de flujos de residuos generados por la agricultura y subproductos de la producción de alimentos que permitirían reciclar cantidades importantes de fósforo si se gestionaran de manera correcta. Para algunos de estos recursos, los problemas de salud pública y las medidas necesarias para resolverlos han hecho menos eficiente el proceso en los últimos años. Un ejemplo notable es la harina de huesos y la proteína animal transformada, puesto que el fósforo se concentra principalmente en la estructura ósea. Aunque una parte de la harina de carne y huesos se incinera y las cenizas se utilizan como abono, directamente como un tipo de enmienda del suelo, o en la producción de fósforo, gran parte del fósforo simplemente se pierde.La proteína animal transformada está autorizada para su uso en piensos y abonos orgánicos y se comercializa en cantidades importantes.
Tratamiento de las aguas residuales
La generación de residuos después del consumo humano es inevitable, pero existen una serie de tecnologías que permiten recuperar el fósforo de las plantas de tratamiento de aguas residuales. Estas técnicas se han desarrollo considerablemente en los últimos años, con la puesta en marcha de una serie de proyectos piloto y ahora operaciones a escala comercial en Europa occidental y septentrional.
Existen técnicas alternativas para la extracción de fósforo que no plantean este problema. Entre ellas destaca la eliminación del fósforo de las aguas residuales en forma de estruvita, la incineración de lodos de depuradora y el uso de las cenizas, así como la aplicación de estos lodos directamente a los campos después de un tratamiento adecuado. En todos los casos, la calidad agronómica del producto es crucial para garantizar la disponibilidad real del fósforo y su incorporación a los cultivos.
Referencia: COM(2013) 517 final, Comunicación consultiva sobre el uso sostenible del fósforo